viernes, 15 de enero de 2016

A First Dilemma in Cardiovascular Medicine

Adherence to therapy refers to the extent to
which patients follow a general strategy of
medical instructions, this implying an active
patient participation about the timing, dosage, and
frequency of taking medications, as well as about
compliance with health-related behavior or lifestyle
modification(1). Thus, current practice is to advise
the same pharmacological therapy or lifestyle modification
to a wide range of patients who are all presumed
to resemble one another in terms of disease
entity or of risk factor lifestyle category. Conversely,
personalized or individualized therapy is the art and
science of coupling established clinicalpathological
indices with state-of-the-art molecular profiling, to
create diagnostic and therapeutic strategies precisely
tailored to each patients requirements    llegir més

A Second Dilemma in Cardiovascular Medicine Personalized Medicine Versus Personal Interaction With the Patient
In our rapid and ambitious quest to achieve personalized medicine, mainly driven by technological diagnostics and therapeutics, we are in danger of losing what is truly personal about medicine, that is, the interaction between a doctor and his or her patient. Thus, in a previous Editor’s Page entitled “A First Dilemma in Cardiovascular Medicine: Adherence Versus Personalized Therapy,” I wrote about how poor medication adherence in patients with varied cardiovascular diseases is thwarting efforts to develop improved, personalized treatments that have proven so effective in oncology (1). In this follow-up editorial, I examine the premise that any distraction that interferes with the personal interaction between the physician and his or her patient may impede care. Although technological advances are necessary, they are frequently not used in addition to this cognitive interaction with the patient, but rather as a substitute, wedging themselves in a detrimental manner between this sacred bond. I am not suggesting that we should reject those scientific and technological advances that have served to improve the time to diagnosis and have aided in greater physiological understanding of the human body, but I am simply attempting to caution myself and my colleagues not to get lured in by the promise of personalized medicine. Llegir més...

domingo, 24 de agosto de 2014

                                                                               Jaume Plensa

sábado, 30 de marzo de 2013


HISTORIA PERVERSA DEL CORAZÓN HUMANO
Milad Doueihi

A través del tiempo, el corazón ha sido investido con diversos significados. Representados en obras mitológicas, teológicas y literarias, el corazón se convierte en un poderoso objeto de identificación y substitución.
En este libro, el autor revisa el mito del corazón comido. Comienza aludiendo a las teologías órficas y pitagóricas que se articulan en torno a la leyenda de Dionisos, que renació a partir de su corazón. Esto se relaciona con el tabú sobre el consumo de carne (que provocaría que las almas quedaran atrapadas en los cuerpos de aquellos que la consumían).
En este sentido, dado que el corazón podría regenerar la individuo, al ser comido, impediría  cualquier regeneración posterior.
Hace una interesante reflexión sobre los significados simbólicos del acto de la comida, concretamente de la dimensión religiosa y antropológica de la comida colectiva que tiene lugar en los funerales. En este caso, el hecho de comer marcaria una diferencia ritual con el difunto: los vivos, permanecen y, al comer, se diferencian del fallecido, que ya no lo puede hacer. Este rito, ayudaria a la despedida; al proceso del duelo.
Hace un referencia psicoanalítica diferenciando la “incorporación” de la “introyección” como distintas formas de enfrentarse a la pérdida de un ser querido. En este caso, los banquetes funerarios ayudarían evitar la incorporación, en la que el proceso del duelo seria anómalo. En este caso, el sujeto rechazaría la pérdida de forma que el fallecido seguiría de alguna forma vivo.
Los relatos de corazones comidos se articulan a través de estos mecanismos en el sentido de que, al comer el corazón del fallecido, se produciría una incorporación.
Hace referencia a historias como el cuento de “Los dos hermanos”, que procede del antiguo Egipto,  el “Lai d’Ignaure” (S XIII),  “Le Coeur mangé” (1635) de Jean-Pierre Camus o los relatos de corazones comidos del Decamerón. En general, todos giran alrededor de la idea del marido que da muerte al amante, obligando a la esposa a que, sin saberlo, coma su corazón. Este acto de venganza, tiene un efecto contrario y perverso ya que el acto de la comida es una verdadera incorporación que impide la despedida, de forma que el amante pervive en el cuerpo de la mujer.
En las leyendas del corazón comido éste actúa como regenerador, como “resucitador”, en el sentido que revive el amor de los amantes para siempre.
En un registro ya distinto, y siguiendo en la línea antropológica del acto de comer, habla de cómo la moral devota (en este caso, la cristiana), asemeja el acto de la comida a la sexualidad, con el fin de marcar las pautas de las “buenas costumbres devotas”.
De esta manera, los textos moralista, a menudo utilizan la simbología de la comida para dar recomendaciones sobre el sexo. En uno de los capítulos de su “Introducción a la vida devota” Francisco de Sales habla del deseo sexual: “existe algún parecido entre las voluptuosidades vergonzosas y las del comer, puesto que ambas se refieren a la carne, aunque las primeras, en razón de su brutal vehemencia, se llaman simplemente, carnales”. Comida y sexualidad son equivalentes y esta semejanza se mueve a través de un término común muy explicito: CARNE.
En la doctrina cristiana, la sexualidad es el resultado directo de la Caída y toda unión sexual repite la separación entre le hombre y su Creador. La propia Caída es el resultado de una seducción y de un deseo satisfecho con el acto de una transgresión alimentaria.  El impulso “excesivo” del pecado original es considerado como una referencia a las pasiones, en general, y a la sexualidad, en particular. Sexualidad/gula.
Curiosamente, la devoción cristiana sigue utilizando la metáfora de la comida, con la Eucaristía, aunque en un sentido diferente, positivo, en este caso. Si la comida nos ha llevado a la Caída (comida de la manzana-transgresión-pecado original), otro tipo de comida (el cuerpo de Cristo), nos redime. De esta manera, el mito del corazón comido se representa en el sentido místico de la Eucaristía.
El corazón es una figura integradora, en la que convergen la parte carnal y la espiritual. La ciencia (fisiología), es la que “destrona” al corazón en aras del cerebro (Harvey y su consideración del corazón como bomba).
Descartes sitúa el alma en el cerebro (concretamente en la glándula pineal), en lugar del corazón. De todas formas, el corazón viene a ocupar el centro del carácter y de las pasiones (Le Rochefoucaud).
Pascal habla de un tipo de conocimiento más racional (el del cerebro) y otro más “intuitivo” (el del corazón), al que le da una mayor importancia.



miércoles, 9 de enero de 2013

el corazón y sus metáforas




«Escribe con sangre, y aprenderás que la sangre es espíritu», escribió Federico Nietzsche a finales del siglo XIX. Atendiendo a ese llamado secreto la humanidad ha escrito su historia con sangre, no sólo en el sentido trágico y terrible de las guerras y los crímenes, sino convirtiendo la lengua en una metáfora de la sangre. Hay, ciertamente, un parecido entre la sangre y el lenguaje; se diría que la lengua es la sangre intangible del cuerpo social, que circula por todas partes, oxigena y aviva los tejidos, recoge los nutrientes de la cultura y los distribuye, manteniendo el pulso de la sociedad, el ritmo de la civilización.
Por supuesto que una metáfora, como decía Borges, es la momentánea asociación de dos imágenes y no la metódica asimilación de dos cosas, pero estas analogías, así sean parciales e inexactas, cumplen una función, porque nos permiten ver de otra manera los procesos y los fenómenos, y porque también nos ayudan a entender las afinidades y simetrías que llenan el mundo. Tal vez esa sea la principal justificación de la metáfora en la literatura: no comparar caprichosamente cosas distintas, sino entrever afinidades secretas, reflejos que revelan la profunda cohesión, la misteriosa armonía de la realidad http://www.pdf

viernes, 26 de octubre de 2012

Las metáforas del corazón



El corazón ha sido investido de significados especiales a lo largo de la historia y en distintas culturas. Quizás esto explique el porqué las enfermedades del corazón están probablemente entre las que poseen una mayor carga simbólica. 
Aún en estos tiempos tan racionales, el corazón sigue ocupando un lugar destacado como símbolo de nuestras emociones y sus dolencias pueden ser vividas también como metáforas. 


Las metáforas del corazón http://dl.dropbox.com.pdf